Un estudio publicado en JAMA Network Open por investigadores británicos, encabezados por la Universidad de Bristol, revela que la exposición a la contaminación atmosférica y acústica en las primeras etapas de la vida, incluso en el vientre materno, se asocia con problemas de salud mental como experiencias psicóticas, depresión y ansiedad.
El estudio encontró que pequeños aumentos de partículas finas (PM2,5) durante el embarazo y la infancia están relacionados con un incremento en las probabilidades de sufrir experiencias psicóticas y depresión en la adolescencia y primeros años de la adultez. Específicamente, un aumento de 0.72 microgramos por metro cúbico de PM2,5 se asocia con un incremento del 11% en experiencias psicóticas y del 10% en depresión. Asimismo, una mayor exposición a la contaminación acústica durante la infancia y adolescencia se relaciona con mayores probabilidades de sufrir ansiedad.
Los investigadores destacan la importancia de reducir la exposición a estas formas de contaminación para mejorar la salud mental de la población. Los efectos nocivos de la contaminación temprana podrían estar relacionados con el desarrollo cerebral y los procesos epigenéticos en el útero y la infancia. Los autores sugieren la implementación de zonas de aire limpio y más estudios para entender las causas subyacentes de estas asociaciones.